jueves, 5 de noviembre de 2009

Cuando te llaman a gritos

 Dick me miraba con el ceño fruncido. Se veía a las leguas que estaba enfadadísimo conmigo. Pero yo no estaba menos enfadada.
-Eso se acabó, ´¡y no eres nadie para decirme lo que tengo que hacer!
-Dios santo, Katherine, eres testadura como una mula. ¡Eres peor que George!
-Más quisieras que fuese peor que George, cacho pesado.
-Creo que debería decírselo a tíop Quintin. Sin ninguna duda esto se está pasando de castaño oscuro.
-Como ya te he dicho antes, puedo hacer con mi vida lo que quiera, no te importa si tiene algo conmigo o no porque tú no eres nadie para...
 Pero no pude acabar lo que estaba diciendo porque Dick me había cogido por las muñecas y me había estampado contra la pared, para besarme con violencia.
 Me llevé una tremenda sorpresa y forcejeé con él para apartarme pero me tenía bien agarrada. Fue un beso bastante rápido, 10 segundos pero muy violento.
 Cuando me soltó respiraba agitadamente, mirándome fijamente.
 Me sentí increíblemente feliz por un sólo instante. No pude evitarlo, puse dulcemente una mano en su mejilla. Él  apoyó  su mano sobre la mía, sin dejar de mirarme.
 Pero entonces caí en la cuenta y me aparté de él con brusquedad, corriendo a mi habitación...
 ¿Por qué me haces esto, por qué?
 Seas quién seas, ¿por qué me tapas los ojos?¿Por qué no puedo ver nada? Maldita sea...
 Quiero  verlo, "necesito aber la verdad"  Alzo la mano para cogerla y una mano desconocida me echa para atrás, hundiéndome en una falsa felicidad.
 Sé que la verdad es demasiado hyorrible, pero necesito saberla,  necesito que me la digas.
 Tú y yo sabemos que esta oscuridad no es eterna, que lograré que se desvanezca.
 Sé que haces esto por mi bien, pero al final lo sabré...
 Estoy muy cansada...necesito pensar......

 A la mañana siguiente intenté evitarlo, por todos los medios posibles, hacer como si nada hubiese pasado. Pero a veces caía en la tentación de echarle una rápida mirada, cuando él no se daba cuenta.
 Al menos eso espero.









     Un silencio sepulcral. Estaba asustada, muy asustada, tenía la impresión de que había hecho algo muuy malo. Marcharme sería lo mejor.
 Di media vuelta...
 ¿Adónde crees que vas?
 ¿Quién había dicho eso? Seguramente me estaba volviendo loca